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Soy psicóloga y no sé qué significa estar "loco".

  • Vanessa Uribe H.
  • 7 may 2015
  • 6 Min. de lectura

Juan M. Carrasco.jpg

"No se pregunten por qué la gente enloquece. Pregúntense por qué no.

Si enfrentamos todo lo que podemos perder en un segundo, en un instante...

pregúntense qué hace que lo soportemos todo".

Anónimo


Soy psicóloga y no sé qué significa estar loco. Lo cierto es que nadie se ha respondido esta pregunta, y a quien dice saberlo, lo invito a convencerme a mí y al mundo entero. ¿Qué es la locura? ¿Quiénes la miden? ¿Cómo lo saben? No creo que declararme incapaz para definir la locura me haga menos profesional o menos culta. Entre más leo, más doy clases y más escucho a personas en mi consultorio, crece mi motivación por dejar de lado el afán de ver a la gente en dos polos:


"Loc@ / Cuerd@"

Y es que inténtelo usted mismo: defina la locura... ¡Eso sí nos vuelve locos! Porque cuando se trata de clasificar los sentimientos, las lágrimas, los pensamientos, los mayores miedos, los actos humanos, la risa incontrolable o el deseo de ser Superman, nos quedamos cortos. Somos un misterio. El misterio enmudece a la gente sensata y yo quiero ser sensata y callar frente a quienes sufren conmigo y como yo. No sé qué es lo que me pasa. No sé qué le pasa al otro. No se qué diablos es esto. Pero sé una cosa: no lo sé porque en esos dos polos me quedo patinando, son poco útiles. Ya Emmy van Deurzen lo ha expresado: "cuando las personas se sienten confundidas y perdidas, lo último que necesitan es ser tratadas como enfermas o incompetentes".


Me rehúso a que mis lágrimas y mi deseo de quedarme en la cama sean producto (el origen o el síntoma) de una enfermedad mental. No quiero oir al otro gritarle a las voces en su cabeza y mirarlo con cierto desprecio mientras le digo que está loco. Yo he oído voces, he oído que gritan mi nombre, pero allí no hay nadie. Cuando estoy dormida me llaman, pero vivo sola. Juro que lo vi en el centro comercial, pero después me entero de que ni siquiera él estaba en Medellín. Tengo recuerdos que aseguro haber vivido, y mi mamá me corrige a cada rato. A veces no sé si lo que siento viene de mí o me lo provocó el otro, si es más mío que suyo, qué es, cuánto durará y si es o no válido, normal, común. Pocos me comprenden, como les pasa a "los locos". ¿Estoy enferma? Yo no creo que sea una enfermedad, creo que estoy viva. Pongo atención al mundo y a mi corazón; luego me ocurre todo, me ocurre la vida, la circulación de la sangre, tu mano tocándome, el ruido de la calle, la pobreza en las noticias, los ladrones en el gobierno y el agua de la Antártida derriténdose. Si la vida me ocurre, siento deseos de matar al conductor del bus que me arrincona en la esquina mientras voy en bicicleta, al hijo de mi amiga que no para de gritar, quiero dormir varios días sin detenerme, no deseo bañarme, que un familiar desaparezca un ratico, que mi paciente no sufra, amar al hombre equivocado, pensar en la muerte, hacer huelga de hambre, cortarme los brazos para sentir más, renunciar al trabajo, sudar del miedo frente a un público, "paniquearme" en el puente peatonal, tener un orgasmo cada cinco minutos, soñar con ser una princesa, insultar al político en la calle, drogarme para ver unicornios y para olvidar todo lo anterior.


Lo sé. Una cosa es querer y otra muy distinta llevarlo a cabo. No he asesinado a nadie ni planeo hacerlo, pero cuántas ganas me dan a veces. Entonces, ¿cómo mirar a los ojos a quien todos llaman "loco" o "asesino" o "esquizofrénico" y decirle que tiene una enfermedad, tal y como la diabetes o un hongo en el pie? Yo sí creo que a las personas nos sucede algo, pero no creo que sean enfermedades mentales. Hay hombres que golpean repetidamente a su pareja, hay madres que no quieren a sus hijos, hay jóvenes que se quitan la vida, hay niñas que no quieren comer para ser delgadas, ¡hay tantas, tantas experiencias! ¿Enfermedades? el cáncer sí. Lo demás, quién sabe.


Hace poco leí un breve texto donde se recopilaban fragmentos de cartas escritas por pacientes psiquiátricos -en el manicomio de West Riding, Inglaterra- dirigidas a familiares o amigos (puedes ver el artículo completo aquí). Sentí escalofrío desde los diagnósticos...:

maniaco de sospecha

maníaca simple

monomanía de orgullo

melancolia aguda

demencia consecutiva

imbecilidad

...hasta los testimonios:


"Como ve, los psiquiatras de West Riding consideran que sufro una discapacidad. Llegué aquí por disfrazarme e intentar entrar en un baile de la aristocracia. Cuando lo recuerdo, siento vergüenza.

(...) Robert, nunca me van a dejar salir de aquí. Nos necesitan a todos para hacer experimentos, pues es deseo de su majestad la Reina Victoria que Inglaterra sea pionera en la ciencia médica.

Perdóneme por escribir esto: le amo. Dejé de hablar para no pronunciar nunca estas palabras, para que nunca fueran consideradas parte de mi locura." (Elizabeth Jones. Diagnóstico: imbecilidad)


Jonathan Freyland. Diagnóstico: demencia consecutiva: "Si la muerte por la patria es señal de cordura, entonces yo soy un loco".


"No me creerá si le digo que me siento dichosa. ¿Adivina el motivo? No hay guardias diminutos en esta cuartilla de papel, no pueden electrificarme los dedos ni azotarme con sus pequeños bastones. ¿Lo ve? ya estoy pronunciando sinsentidos". (Otra mujer internada)


Sophie Heatwood. Diagnóstico: melancolía aguda. Nació en el seno de una familia miserable y quedó preñada fuera del matrimonio. Una vez dijo que había sido un hombre de su familia, y que ese mismo hombre la llamaba furcia todos los días. Sophie acudió a una abortista. [y escribió]:

"Si hubieras sido niña, lo entenderías. Como niño, me hubieras odiado como han hecho todos los hombres de mi vida. Apiádate de mi, Dios, por estas palabras: ojalá seas una mujer"

Como todos sabemos, en un manicomio no está la gente por voluntad propia. Son encerrados como hoy en día, por hacer/pensar/sentir algo que ni la ciencia ni sus familias ni la cultura ni la política vigente comprenden/permiten/aceptan. En los 40´s existía un trastorno llamado "espermatorrea". Dícese de la enfermedad mental que causa eyaculaciones en los varones mientras duermen (aquellos sueños mojados) que no pueden controlar -por eso lo de "rrea"-. Era OBVIO y NORMAL llevar al joven calenturiento al psiquiatra para ser curado. Baños de agua fría, tomar licor para dormir "apendejado", electroshocks y calzoncillos especiales que no permitieran la erección. Como esto me lo contaron a mí en clase y yo se los cuento a mis estudiantes en la universidad, puedo imaginar las caras de los lectores al conocer sobre la espermatorrea: ojos bien abiertos, ceño fruncido, boca abierta, enrojecimiento, cejas levantadas - y hasta risas o carcajadas- ¿Será que en 40 años, cuando nuestros jóvenes lean de historia de la psicología y la psiquiatría, pondrán la misma cara cuando estudien la depresión y el encierro de las personas a la fuerza porque no querían vivir más? ¿Será que en 50 años, me voy a reír de mi misma por las veces en que diagnostiqué "depresión", "ansiedad generalizada" o "trastorno desafiante" en un adolescente? Quizás.


Yo leo esos testimonios y veo gente sensible. Hablo con "locos" y escucho ideas brillantes e inteligentes. Atiendo a mis clientes en el consultorio y observo que están tan vivos que la vida los invade de tal manera que sienten más, ven más, reciben más, captan con intensidad el mundo. Irvin Yalom ya había escrito que la diferencia entre un "loco" y un "cuerdo" es la cantidad y no la cualidad, es decir, la intensidad y el nivel de aparición de algo, no la característica, experiencia o sentimiento como tales. A mi me pasa todo lo que a "ellos" les pasa, tal vez no a cada minuto, pero me pasa. Nos pasa a todos.


Posiblemente hay gente que no ha sabido defenderse "de la vida" como lo hace la mayoría. Somos todos sobrevivientes, desesperados por intentar algo de una manera incomprensible para otros, con ideales y sueños desvanecidos en el camino. ¡Somos personas! ahora no vaya a creer que si van al psicólogo es porque están locos. Yo voy donde el psicólogo y soy psicóloga. ¿Para qué sirve ver a esos como "los locos"? Perdón que insista, pero es que antes la gente creía que la homosexualidad era una enfermedad, así que hoy en día cualquier cosa que es "locura" mañana será un derecho constitucional y el "cuerdo" un hereje... ¿Sonó muy optimista, cierto? Así ha pasado ya.


Soy psicóloga y no sé qué significa estar "loco". Sé un poco de lo que significa ser "humano" y creo que es el primer paso para acompañar a otros en el mismo camino. ¿A cuál de todos mis amigos le convendría oirme decir que lo que le pasa es anormal, loco, desviado o enfermo? Todos agachan la cabeza. Hay mucho que todavía no entiendo, que es difícil, intrigante y me da miedo. Esto podría escribirlo en plural.


No estoy defendiendo a nadie del peso de la ley, no estoy justificando a animando comportamientos ilegales o violentos, soy psicóloga y dentro de mi humilde rol reconozco que todo esto es propio de la humanidad -la historia del mundo habla por sí sola- y no de un neurotransmisor defectuoso, una bacteria, un déficit físico o un lugar en el cerebro. Al menos hasta ahora, nadie lo puede probar con absoluta certeza.


Para terminar,,, hoy anduve en bicicleta por las calles de Envigado, entre motos, carros, carretillas de frutas, carritos de perros, camiones, buses, mascotas, un burro, peatones y niños corriendo... Recordando a Nietzsche, los veía a todos pasar... pasar como yo... y preferí otros dos polos:


"Humano / Demasiado-Humano".

 
 
 

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