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Pero... ¿por qué?

  • Vanessa Uribe H.
  • 14 jul 2015
  • 4 Min. de lectura

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Lo importante no es saber el porqué de algo.

Lo importante es saber qué será de mi vida

si me lo tomo en serio.

Kenneth Gergen


El porqué les encanta a los niños... y a los adultos también. A veces me imagino que los niños preguntan tanto por el porqué debido a que escuchan a los mayores hacerlo constantemente. Ellos tambíen cuestionan a los pequeños acerca de las causas, el origen y los porqués de su comportamiento. Incluso en este párrafo yo ya hablé de una causa cuando dije "debido a...". Y es que así hablamos, filosofamos, clasificamos y le damos sentido al mundo. Nos encanta conocer el origen de las cosas y gracias a esta curiosidad humana insaciable, hoy podemos saber datos acerca de cuerpos que están a millones de años luz del planeta Tierra. Y sin ir tan lejos, podemos acudir a una persona que, por su saber, puede decirnos qué nos pasa en nuestro estómago, garganta o pulmones. Genial, ¿no?


Pero hoy por hoy no me parece tan genial cuando se trata de asistir al psicólogo. "Vanessa, ¿por qué soy así? ¿Por qué me pasa esto? ¿Por qué me traicionó? Y es que intentamos la misma lógica "causa-efecto" para conocer nuestras emociones, comportamientos, experiencias, angustias, miedos y sexualidades. Así como puedo medir la distancia y la velocidad al lanzar una piedra al río, así la psicología y la sociedad -en ciertos ámbitos-, han tratado de medir lo que nos pasa, lo que nos atraviesa el cuerpo entero metafóricamente hablando. Ese dolor que quema, aquella contradicción que nos roba el sueño, la alegría a carcajadas, el amor incontrolable por alguien y las ganas de lavarnos las manos 10 veces en 5 minutos. Para todo TIENE que haber una causa, al menos eso dicen. O aprendemos. Y si la encuentras, tienes ya más de la mitad de la vida resuelta, el problema se esfuma, podrá haber paz y tranquilidad.


Lamento dar (o darme) la noticia de que no siempre es así. Saber la causa -de mi dolor, mis acciones, mis repeticiones, mis círculos viciosos, mis sentimientos- no nos va a salvar completamente, sólo nos convierte en creadores de una nueva historia que explica nuestras vidas, según nosotros, los autores de ella. Por eso la frase al inicio que hace énfasis en "tomárselo en serio", que es parecido a contarse una historia sobre uno mismo. Yo me explico, luego entonces me forjo de una manera u otra. Por cada "porqué" que me doy, abro y cierro puertas para mí.


En medio de tanto, vale la pena preguntarnos de dónde viene nuestro afán y "necesidad" de saber el porqué de lo que sentimos, pensamos, opinamos, creemos, hacemos. Seguro Freud fue un gran maestro en esto, nos enseñó más que nadie que toda explicación está en la infancia, el pasado, lo que nos sucedió, los primeros años, nuestros padres o cuidadores. Olvidó hablarnos del cuadro completo: las "causas" pueden estar también en el presente y en mi idea de futuro, Según lo que me pasa en este instante y lo que espero que suceda hoy o mañana, me comporto de un modo u otro. La explicación -si es que la hay- puede estar en el futuro.


¿Qué pasaría si la misma lógica de la piedra en el río no pudiera aplicarse con el mismo éxito en la experiencia emocional y psicológica humana? ¿Si reconociéramos que no puedo probar como en la ciencia que mi miedo a enamorarme proviene de un trauma de la infancia? ¿Realmente puedo tener certeza de esto? ¿No habrá mas influencias, múltiples causas o hasta la ausencia de las mismas? ¿Cuál es la utilidad del porqué, a dónde nos lleva realmente?


A veces creo que el "porque sí" debería ser suficiente -y el "porque no". Incluso necesario para aproximarnos a nuestros sentimientos. Si siento ganas de estar contigo, ¿hay un porqué claro y único? El punto es que tengo ganas, Y eso es lo importante. Lo importante es que siento y qué siento, cómo lo siento y qué puertas me abre/cierra en la vida. Creo que es más interesante saber qué CONSECUENCIAS se producen con lo que siento/pienso/creo/opino/hago, que saber el origen de todo eso. Si no me quiere, lo importante es que NO me quiere y lo que va a suceder a continuación... pero actuamos dándole más importancia a la explicación de esto. Si NO me quiere o si SÍ me quiere, esto inaugura en mí, en nosotros y en el mundo, una vida distinta, entonces miremos esa vida que ahora cambia con lo que nos pasa y lo que hacemos...


¿Para qué soy así? ¿Qué va a ser de mi vida si yo...? ¿Qué me posibilita esto? ¿A dónde quiero llegar con...? ¿Qué cambia en mi vida/tu vida partir de esta situación? ¿Qué estaba/estoy esperando de...? ¿Lo que hago me acerca a lo que quiero hoy o después?


¿No son preguntas más liberadoras?


Yo creo que el porqué está sobrevalorado.











 
 
 

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